La Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) se encuentra en la fase final de un proyecto de alto impacto: la carretera San Ignacio-Tayoltita, que conectará los estados de Sinaloa y Durango. Con una inversión de $3,258.5 millones de pesos, esta obra de 96.2 km no solo reducirá los tiempos de traslado en 10 horas, sino que también se consolidará como un eje clave para la conectividad y el desarrollo logístico en la región.
El proyecto, cuya modernización abarca 94.3 km, destaca por su diseño técnico y la complejidad de su construcción. La vialidad contará con una corona de 7 metros de ancho, lo que facilitará el tránsito vehicular de manera más segura y eficiente. Entre sus elementos más sobresalientes se encuentran el túnel “El Duranguense” de 0.515 km, tres viaductos que suman 0.509 km, y un conjunto de puentes que se extienden por 0.880 km.
La obra se ha gestionado de manera colaborativa, con el Centro SICT en Sinaloa a cargo de 84 km y el Centro SICT en Durango con la responsabilidad de 11.6 km. El director general del Centro SICT Durango, Ángel Sergio Dévora Núñez, ha confirmado que la obra está en “etapa final” y se están realizando los últimos trabajos de limpieza. Por su parte, el encargado del Centro SICT Sinaloa, Lucas Manuel Aguilar Medina, reporta avances en el viaducto El Sauz de 144 metros, donde se finaliza la instalación de acero de refuerzo en guarniciones y banquetas.
La carretera beneficiará directamente a más de 11,000 habitantes en comunidades como San Juan, Tepehuajes (Sinaloa) y Tayoltita (Durango), al brindar un acceso más rápido y seguro a servicios esenciales. Se prevé que la finalización de esta infraestructura impulse la economía regional y fortalezca las cadenas de suministro locales al mejorar el transporte de mercancías y personas.